domingo, 5 de junio de 2011

BIOGRAFIA OCTAVIO PAZ

Octavio Paz
(México, 1914-1998)
Poeta y ensayista mexicano nacido en Mixcoac. En 1937 asiste al Congreso de Escritores Antifascistas en Valencia (España) junto con su esposa, la escritora mexicana Elena Garro. Ahí publica Bajo tu clara sombra (1937). Entra en contacto con los intelectuales de la República Española, con Pablo Neruda, y en México se acerca a Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia, que marcarían el desarrollo de su obra. El mismo año publica en México No pasarán! y Raíz de hombre. En 1939 A la orilla del mundo y Noche de resurrecciones. Con Efraín Huerta, entre otros, funda la revista Taller. En 1944 con la beca Guggenheim pasa un año en Estados Unidos. En 1945 entra al Servicio Exterior Mexicano y es enviado a París. A través del poeta surrealista Benjamín Péret conoce a André Breton. Se hace amigo de Albert Camus y otros intelectuales europeos e hispanoamericanos del París de la Posguerra. Durante la década de 1950 publica cuatro libros fundamentales: El laberinto de la soledad (1950), retrato personal en el espejo de la sociedad mexicana; El arco y la lira (1956), su esfuerzo más riguroso por elaborar una poética; Aguila o sol?, libro de prosa de influencia surrealista, y Libertad bajo palabra. Este último incluye el primero de sus poemas largos, Piedra de sol, una de las grandes construcciones de la modernidad hispanoamericana. En 1951 viaja a la India y en 1952 a Japón. Regresa a México en 1953 donde hasta 1959 desarrolla una intensa labor literaria. En 1960 regresa a París y en 1962 vuelve a la India, como funcionario de la Embajada de México. Conoce a Marie José Tramini, con quien se casa en 1964. Publica los libros de poemas Salamandra (1961), anterior a su viaje a la India, y Ladera este (1968), que recoge su producción en ese país, y que incluye su segundo poema largo, Blanco.

En 1963 obtiene el Gran Premio Internacional de Poesía. Publica los libros de ensayo Cuadrivio, en 1965; Puertas al campo, en 1966, y Corriente alterna, en 1967. En 1968 renuncia a su puesto de embajador en la India por la matanza del 2 de octubre, y en 1971 funda en México la revista Plural. Publica El mono gramático, poema en prosa en el que se funden reflexiones filosóficas, poéticas y amorosas, y en 1974 Los hijos del limo, recapitulación de la poesía moderna. En 1975 publica Pasado en claro, otro de sus grandes poemas largos, recogido al año siguiente en Vuelta, que obtiene el Premio de la Crítica en España. En 1977 deja Plural e inicia la revista Vuelta. Durante la década de los ochenta publica El ogro filantrópico, que recoge sus reflexiones políticas; Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe y en 1988 Arbol adentro, último volumen de poesía. En 1990 obtiene el Premio Nobel de Literatura y publica La otra voz. Poesía de fin de siglo; en 1993, La llama doble. Amor y erotismo, y en 1995 Vislumbres de la India. Si su obra poética viaja del vacío del yo a la plenitud del mundo y el amor, sus ensayos son un mosaico de reflexiones puntuales sobre los aspectos más diversos de nuestra época.

LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA

LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA

Mercedes Laguna González, 1997


La escritura de forma autobiográfica es la literatura de lo íntimo, que indaga en lo personal; aparecen en ella, de muy diversas maneras, temas relacionados con la vida del individuo, con su forma de ser, con sus sentimientos, con sus ideas.
            Hemos llamado a la escritura autobiográfica literatura[1], por tanto, indirectamente, la estamos considerando un género literario, y, en consecuencia, nos tropezamos de lleno, desde el principio de esta exposición, con el dilema ficción / realidad, que es clave en todas las cuestiones relativas a la literatura.
           
            La escritura autobiográfica es una forma de expresión y se puede manifestar de distintos modos, a la vez que puede responder a distintas intenciones del autor y a distintas lecturas por parte del lector destinatario. Establecemos una primera clasificación para situarnos en el corpus tan inmenso como heterogéneo de la escritura autobiográfica:

1.   SEGÚN LA INTENCIÓN DEL AUTOR Y LA INTERPRETACIÓN QUE HACE EL LECTOR RESPECTO A LA CONSIDERACIÓN DEL AUTOR (PERSONA REAL) COMO REFERENTE DE LA OBRA  :

a)  Obras de forma autobiográfica cuyo referente es el autor (persona real): autobiografías, memorias, biografías, epistolarios, confesión, autorretratos, diarios.
b)  Obras ficticias, de forma autobiográfica, cuyo referente no es el autor: novelas, poemarios, etc.


2.   SEGÚN LA TÉCNICA QUE SE UTILIZA PARA LA COMPOSICIÓN DE LA OBRA (TENGA UN REFERENTE REAL O NO):
           
a)  Obras en las que se cuenta la vida de alguien a través del tiempo (siguiendo un orden cronológico, yuxtaposición de tiempos, etc.): Autobiografías, biografías, memorias, confesión.
           
b)  Obras en las que aparecen temas relacionados con lo personal (ideas, sentimientos, formas de ser…), pero que no se presentan a través del tiempo sino enclavadas en el presente (sea ficitivo o real): diarios, autorretratos (aunque también pueden aprovechar el juego que da la distancia temporal);
·      Las cartas (o epistolarios) estarían situadas entre los dos grupos ya que pueden hacer referencia al presente y al pasado.


            Hemos partido de esta clasificación porque nos ha parecido que era necesario fijar las diferencias más claras de los distintos modos de escritura autobiográfica para poder pasar a estudiar las cuestiones más debatidas por la crítica, aquellas que agradan o difuminan las diferencias entre las modalidades señaladas.




2. RASGOS GENERALES de la escritura autobiográfica 


            Romera Castillo (1981:14) establece los características propias de la escritura autobiográfica, señalando que, precisamente por presentar un conjunto de rasgos que la caracterizan y la diferencian de otras modalidades, constituye, la escritura autobiográfica un género literario.
            Los rasgos diferenciados de la escritura autobiográfica serían, según Romera Castillo los siguientes:

           
1. El yo del escritor queda plasmado en la escritura como un signo referencia de su propia exis­tencia.

2. Existe una identificación del narrador y del héroe de la narración.

3. El relato debe abarcar un espacio temporal suficiente para dejar rastros de la vida (la extensión es libre: puede ocupar varios volúmenes o una página).

4. El discurso empleado, en acepción de Todorov, será el narrativo, como corresponde a unas acciones en movimientos (el retrato, sin incluirlo en la dinámica actancial, sería por sí solo una des­cripción estática).

5. El sujeto del discurso se plantea como tema la narración sincera (si no en su plena integridad, sí parcial­mente) de su existencia pasada a un receptor (testigo nece­sario de le discursividad de la literatura intimista).

6. La for­ma utilizada para expresar su historia puede ser variada: la primera persona (el yo), o monólogo puro, donde la tinta recae sobre el emisor del discurso más que en sus acciones; la segunda persona (tú), como obra San Agustín en sus Con­fesiones al hacer a Dios destinatario de su discurso, para que el receptor se vea implicado; la tercera persona (él), que sirve—sobre todo en los relatos autobiográficos de ficción, según veremos luego—de máscara tras la que el escritor se esconde, ya sea por humildad, cobardía o simple ficción litera­ria; o la alternancia de personas gramaticales.
                                                             Romera Castillo (1981: 14)


         Como vemos el tipo de escritura autobiográfica a la que pertenecen estos rasgos definidos por Romera Castillo en 1983, pertenecen a la modalidad a) de nuestra primera división; es decir, se trata del conjunto de rasgos comunes que se pueden encontrar en las obras cuyo referente es el yo existencial del autor que firma la obra; por lo menos ésa es la intención del autor y así lo interpreta el lector (consecuencia del pacto autobiográfico establecido entre ambos, como señala Lejeune (1994).
           
            Avisa también Romera Castillo que hay “un tipo de literatura referencial intimista con mayor pureza y otros que, integrados en un espectro, se vayan mixtificando paulatinamente” (1981:13).




3. RASGOS GENERALES DE LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA. Estudio de las cuestiones polémicas en torno a la escritura autobiográfica

            Analizaremos a continuación estos seis rasgos que Romera Castillo considera diferenciadores de la escritura autobiográfica, haciendo referencia a los estudios más destacados sobre autobiografía y literatura intimista. Estudiaremos las cuestiones polémicas de cada uno o los agruparemos para tratar algunos temas interesantes.
            Hemos de destacar, antes de comenzar el análisis, que la crítica se ha centrado especialmente en una de las modalidades de la escritura autobiográfica: la autobiografía. Por tanto, muchos de los puntos que vamos a tratar están referidos a la autobiografía. Los autores, en general, estudian las características de la autobiografía y, en relación a ella -señalando diferencias o semejanzas- tratan las otras modalidades de la escritura autobiográfica.   
           

3.1. El “yo” del autor en el relato. La sinceridad del escritor

            Unimos, en primer lugar, los rasgos 1º y 5º de los señalados por Romera Castillo, porque plantean uno de los problemas estudiados con mayor profundidad por la crítica: la cuestión del “yo” del autor en el relato autobiográfico y la sinceridad del escritor en relación con lo que dice respecto a su propia vida en el texto. 

            1. El yo del escritor queda plasmado en la escritura como un signo referencia de su propia exis­tencia.
            5. El sujeto del discurso se plantea como tema la narración sincera (si no en su plena integridad, sí parcial­mente) de su existencia pasada a un receptor (testigo nece­sario de le discursividad de la literatura intimista).


            Se trata de un problema que, a su vez, incluye otras tantas cuestiones en torno a la forma autobiográfica de la escritura. Vamos a intentar sintetizar agrupando los distintos estudios en dos tendencias significativas. En el fondo, como decía Pozuelo Yvancos (1993), la polémica de la crítica alrededor de la escritura autobiográfica es sólo cuestión de ideología.

a) Capacidad / incapacidad del lenguaje para expresar (y construir) la (propia) vida.

            Se dan dos tendencias críticas enfrentadas, aparentemente; cuentan cada una con representantes destacados:

1)  Los que ponen el acento en la capacidad de la escritura autobiográfica de ser portadora de datos reales referidos a la existencia verdadera del autor. El representante más destacado de esta tendencia es Philippe Lejeune.
2)  Aquellos que insisten (influidos por la filosofía deconstruccionista de Jacques Derrida) en la incapacidad de la autobiografía (y por extensión de la escritura autobiográfica) para expresar la realidad de la vida del autor. Negando, en especial, la capacidad del lenguaje para expresar la vida. Paul de Man se ha situado a la cabeza de esta corriente deconstruccionista de la autobiografía.

La “cuestión palpitante” (diremos utilizando la expresión de E. Pardo Bazán referida al naturalismo) de la autobiografía gira en torno a la posibilidad e imposibilidad del lenguaje para ser expresión de la realidad, concretamente de la realidad individual -que parece la más inasible-. Y, avanzando por el camino de la capacidad del lenguaje, la posible competencia de éste para ser constructor del propio individuo. Algo impensable para Paul de Man, Jacques Derrida, etc., para quienes el lenguaje y todo lo que puede construir el lenguaje queda en el ámbito de la ficción.
Nos encontramos, pues, como indicamos al principio, en uno de las claves de la cuestión autobiográfica y, en consecuencia, de la literatura en su conjunto: la relación-oposición ficción / realidad.
No olvidemos que estamos considerando la escritura autobiográfica como un género literario, partícipe, por tanto, de las condiciones de la literatura, aunque con sus características especiales o rasgos diferenciadores.

b) Ficción / Realidad en la literatura y en la escritura autobiográfica

Antonio Garrido Domínguez en su libro sobre los textos narrativos estudia los puntos claves de la relación realidad-ficción haciendo un repaso de las opiniones más destacadas en relación al tema. Presentamos a continuación una síntesis del trabajo de Garrido Domínguez (1993: 27 y ss.):

En primer lugar, Garrido Domínguez parte de la pregunta: ¿Cuál es el referente de un relato literario?. Para contestar a esta pregunta se ha de partir de las relaciones entre el mundo de la fantasía y el mundo real. ¿Cómo se ve la realidad desde el arte? ¿Cómo un representación mimética o cómo ilustración de la misma? Por medio de las convecciones del arte, se pueden sugerir aspectos de la realidad, aunque el autor no pretenda ser fiel al mundo objetivo[2].
En la Poética, Aristóteles presentaba la literatura dramático-narrativa como mímesis de acciones. El relato literario, apunta Garrido Domínguez consiste en una realidad descomprometida respecto al mundo objetivo, enmarcándose en el dominio de lo posible. Lo característico de la literatura es su verosimilitud, lo que sin ser real, es creíble y convincente.

En cuanto construcción imaginaria, el relato de ficción implica la creación de mundos, mundos alternativos al mundo objetivo, sustentados por la realidad (interna o externa) que hace posible el texto.
La experiencia estética que el texto facilita implica la realción entre el mundo del autor -textualmente proyectado a través de los signos y las convecciones literarias- y el mundo de los lectores. El lector debe cooperar intencionalmente con el fin de completar las inevitables lagunas que todo texto literario implica por su esquematismo. Es el lector el que, con ayuda de sus facultades (afectividad, imaginación, inteligencia, memoria literaria, etc.) y experiencia vital, da forma al objeto, al referente de la ficción, a partir de las instrucciones del texto (Albadalejo, 1986: 75-79).
La simbiosis entre la realidad efectiva y los elementos ficcionales dentro del texto de ficción admite diferentes grados de intensidad (M.L. Ryan, 1980: 415 ss): la ausencia total de elementos de la realidad en los relatos fantásticos[3].
La realidad y la ficción conviven generalmente en el marco de los textos ficcionales, pero siempre sin confundirse, ya que sus modos de existencia son peculiares e imprescindibles.
Para Martínez Bonati (1992: 167-177) el fundamento de la experiencia artística reside en que no buscamos ninguna verificación empírica para el objeto que la obra contiene; éste tiene sus puntos de anclaje en el ámbito de la imaginación. De esa desvinvulación de la realidad efectiva procede precisamente la riqueza (y la ambigüedad) del objeto ficiticio. Es la ficción la que establece, de acuerdo con las convecciones artísticas, su propio campo de referencia, la que decide su coherencia interna.
Según Ricoeur (1983:134), la realidad humana permanece siempre como horizonte último, inevitable de la obra de ficción. El significado de un relato surge de la relación entre el mundo fantástico, creado por el autor, y el mundo real o sensorial.
Precisamente la teoría de la ficción trata de dar cuenta de las relaciones que se establecen entre la realidad efectiva y la ficción en el marco del texto ficcional.
                     (Garrido Domínguez, 1993: 27 ss)

Hasta aquí el resumen del estudio de Garrido Domínguez. Volveremos a él en adelante para examinar temas decisivos en la investigación sobre la escritura autobiográfica.



c) El modo de conocimiento que supone la literatura

            Para presentar el modo de conocimiento que supone la literatura vamos a acudir a dos estudiosos de la obra literaria: Mª. del Carmen Bobes Naves y Juan Oleza. Utilizaremos el análisis del modo de conocimiento que supone la novela como género y la novela histórica en particular como ejemplo del modo de conocimiento que significa la autobiografía (o la escritura autobiográfica) en cuanto género literario.

            Mª. del Carmen Bobes Naves (1993) estudia en su libro sobre la novela el modo de conocimiento del mundo que supone este género literario. Aunque en nuestro trabajo nos interesan las novelas, en principio,  sólo en cuanto que pueden ser novelas de ficción autobiográfica, también nos será útil este estudio sobre la novela para la autobiografía como género literario, como veremos más adelante.
            Nos detenemos, pues, en la novela.
            Por el hecho de pertenecer al conjunto de las creaciones artísticas producidas por el hombre, está vinculada a las obras anteriores y a los sistemas culturales coetáneos.
            La novela, como toda la literatura, es al mismo conocimiento y juego. Conocimiento del hombre y  del mundo, y juego como acto lúdico para el que escribe y para el que lee.
La novela puede suponer para el lector un vehículo que le ayude a interpretar la realidad, una explicación de este mundo, presente y pasado, y una aproximación al conocimiento de otros mundos posibles.
            María del Carmen Bobes Naves (Bobes Naves, 1993: 22), al explicar las distintas funciones de la literatura, afirma que la novela es “un medio que tranquiliza al hombre al servirle de expresión y ofrecerle respuestas a cuestiones antropológicas que se plantea respecto al pasado y al presente (…) La novela puede ser considerada como un proceso de conocimiento, pues puede dar una explicación de las personas, de sus conductas, de los motivos por los que actúan y de las consecuencias de sus acciones”.
Una obra novelística que consigue ser para el lector un “proceso de conocimiento” necesariamente ha sido creado por una persona capaz de ver de manera privilegiada el mundo.
Decía Émile Zola (1987: 183) que la capacidad para “ver el mundo” es aún más escasa que la capacidad de crear, y que eran pocos (en su época) los escritores que poseían el don de penetrar con exactitud lo real para transmitirlo después en sus obras.

Juan Oleza (1994) presenta un trabajo sobre la novela histórica a finales del siglo XX en el que realiza un estudio de las relaciones entre realidad y ficción tal y como se presentan en el discurso narrativo, especialmente de la novela histórica, que resulta muy esclarecedor para el tema que estamos tratando.
Presentamos en síntesis el artículo de Juan Oleza:


· Al imponer una trama a los acontecimientos reales no se refleja la vida tal como es sino una imagen de la vida, que es y sólo puede ser imaginaria, y al ponerle un fin, se dota a la secuencia de una significación moral, pues los acontecimientos no son tales sin una trama que los seleccione, destaque y ordene.
· Para White (1978), la Historia y la Ficción operan de manera básicamente semejante a la hora de enfrentarse a lo real, pues ambas utilizan la narración como modo de conocimiento de lo real, ambas constituyen un único discurso simbólico, cuyo mayor poder no es el informativo, sino el de generar imágenes de lo real.
· La trama de una narración histórica no reproduce el pasado, no lo imita, tampoco lo explica, lo comprende y lo simboliza, se constituye en un correlato alegórico.
· Ricoeur (1985): el relato supone una “pretensión de verdad” por parte del autor.  El lector es la clave para interpretar esa intención de verdad del escritor.

· Las Autobiografías, etc. (Memorias, Crónicas, Diarios…) son formas híbridas entre la Ficción y la Historia.

LA HISTORIZACIÓN DE LA FICCIÓN
· Tanto la novela histórica como las formas híbridas señaladas (autobiografía, etc.) nos llevan a la cuestión de la ficcionalidad del discurso literario, o su cara opuesta, la referencialidad del discurso histórico.

PRAGMÁTICA
· El lenguaje literario no es sino un uso especial del lenguaje, un juego de lenguaje (reglas, convenciones, tipo de situación comunicativa)
Los lectores son que lo aceptan como literario un determinado texto.
· El objetivo de esta clase de actos de habla es no sólo producir creencia (como las aserciones) sino también implicar imaginativa y afectivamente al lector en el estado de las cosas representado, incitarle a tomar partido, a evaluarlo.

FENOMENOLOGÍA
· Paul Ricoeur (1980):  proporciona una última clave para las bodas entre Historia y Ficción: devolver al concepto de representación sus posibilidades de juego. Relacionando la capacidad de representar lo real por medio del discurso literario con el concepto de mímesis: redefinición de la mímesis como un proceso en tres fases, que conduce desde la prefiguración  de los acontecimientos reales por el autor, a su configuración en el texto por medio de la trama, para llegar a su transfiguración por el lector. El texto literario, otra forma de lo real, tendiendo un puente entre nuestra capacidad de experiencia humana como agentes y nuestra facultad de transformarla en experiencia estética por medio de la lectura.
El texto, la trama en que se ordenan nuestras experiencias resulta así un mediador fundamental.
                                   (Oleza,1994: 83 ss) 



d) Posiciones enfrentadas. Una cuestión de ideología

1. Facultad del lenguaje para expresar lo real:

n   Autoinvención en la autobiografía: el momento del lenguaje:
En el extremo de esta primera posición (defensa del poder del lenguaje para expresar la realidad) encontramos la postura de J. Eakin y de E. Bruss.
                        John Eakin (1991) afirma que “el yo existe y éste crea el mundo a través del lenguaje”. Habla del papel determinante de la referencia en el reconocimiento de cualquier texto como autobiográfico[4]: “siendo, por supuesto, la referencia principal  la identidad explícitamente postulada entre el personaje principal y el narrador del texto, por una parte, y del autor del texto por la otra”[5] (1991: 80).
Eakin cita a James Oleny para insistir en que “el punto de vista que Paul de Man expone sobre el dsicurso de la autobiografía en particular y sobre el lenguaje en general contradice la concepción tradicional de la autobiografía como teatro de la autoexpresión, el autoconocimeinto y el autodescubrimiento” (Eakin: 1991: 81).
         Para asentar su teoría sobre bases sólidas, Eakin echa mano de las teorías de Benveniste sobre el lenguaje.
         “Los tratamientos contemporáneos más prometedores sugieren que el yo y el lenguaje están mutuamente implicados en un único e interdependiente sistema de comportamiento simbólico. (...) Para comprender la condición del hombre en el lenguaje, E. Benveniste advierte que debemos abandonar “las viejas antinomias del “yo” y el “otro”, del individuo y la sociedad. (…) Según Benveniste: “es literalmente cierto que la base de la subjetividad  está en el ejercicio del lenguaje”. Define la subjetividad como la capacidad del hablante de proponerse a sí mismo como sujeto. (…) El lenguaje es el modo de autorreferencia más importante.” (Eakin, 1991: 82).

         Y cuando expone lo que él llama “el momento del lenguaje” trae a colación las tesis de E. Bruss, quien “identifica el yo y la autobiografía como estructuras lingüísticas homólogas. (…) E. Bruss aboga por un acercamiento a la autobiografía basándose en el modelo de acto de habla”. Bruss conceptualiza “la autobiografía como una forma de elocución; (…) propone propone que es una tarea del crítico de la autobiografía, trabajando a partir de claves lingüísticas o registros incluidos en el texto, para reconstruir el contexto del habla original y conseguir así una llave del mundo privado del autobiógrafo”. (Eakin, 91: 86).
         Terminamos esta síntesis del estudio de Eakin con sus palabras sobre la capacidad de la autobiografía: “Si aceptamos la escritura de la autobiografía como una especie de habla y si postulamos la “intención” de un texto así es comunicar la naturaleza del yo autor (el “efecto”), entonces puede que consideremos la posibilidad de que la autobiografía, como el habla, pueda proporcionar un medio en el cual, tanto para el autobiógrafo como para su lector, el yo pudiera aprehenderse en su presencia viva.” (Eakin, 91: 87).

n    Georges May:
         Georges May (1979) concluye que el postulado básico de la autobiografía es que el hombre existe, y sobre este postulado descansa la fortuna de la autobiografía. Toda autobiografía entraña, explícitamente o implícitamente un testomonio. El autobiógrafo pretende reencontrar en sí mismo a la especie humana. La intimidad conduce a la universalidad.
                        Incluye May  esta conclusión sobre la autobiografía en el apartado en el que habla de “La paradoja fundamental de la autobiografía”: “La narración que hace el autor de su propia vida tiene por virtud, quizá inesperada, quizá mágica, la de reflejar también, aunque de otra manera, la de su lector”. Para avalar esta opinión, Georges recuerda las palabras de Simone de Beauvoir: “Cuando un individuo se expone con sinceridad, casi todo el mundo entra en el juego”.



n    Paul Jay:
         En 1984, Paul Jay escribió El ser y el texto, traducido al español en 1993 en Megazul. El propósito del libro es, según nos dice su autor: realizar “un análisis histórico del impacto que han tenido las ideas en constante transformación acerca del “yo” psicológico y del sujeto literario sobre las formas de autorrepresentación literaria, a lo largo de los siglos XIX y XX” (1993: 17).
         Se trata de un trabajo muy interesante en cuanto a la interpretación de las obras de forma autobiográfica (lo que Paul Jay llama “formas de autorrepresentación literaria”) como presentación psicológica del sujeto; a la vez, que un estudio de las distintas formas en las que aparecen:
                        “El análisis de la autorrepresentación literaria que expongo posee una doble vertiente: por una parte, recorre la evolución de las estrategias textuales que han proliferado en la composición de la literatura autorreflexiva a medida que surgen a manera de respuesta ante las cambiantes concepciones del sujeto” (1993: 17).
         El libro me parece acertado sobre todo en los siguientes aspectos:
n     En primer lugar, el término que utiliza para referirse a la escritura autobiográfica: literatura autorreflexiva o formas de autorrepresentación literaria. Ya que resulta más esclarecedor para englobar a las distintas modalidades y no confundirlas con la autobiografía propiamente dicha.
n     Después me parece interesante el estudio comparativo que hace entre la literatura autorreflexiva y el psicoanálisis, además de todas las cuestiones filosóficas que están en continua relación con la escritura autorreflexiva.
n     Aunque el análisis de las Confesiones de San Agustín es un tema que tratan de forma repetida los distintos estudiosos de la escritura autobiográfica, este de Paul Jay me ha parecido especialmente sugestivo para acercarnos a la obra en particular y a toda la literarura autorreflexiva en particular. Dice Paul Jay del libro de San Agustín que todas y cada una de “están igualmente atentas a su renovación y transformación, operada a mediada que escribe. Agustín existe en su propia narración no tanto como sujeto que sea preciso recordar en el lenguaje, sino más bien como sujeto que ha de ser transformado por medio del lenguaje (…) Su “alma en ruinas”, espera que Dios le ayude a “reconstruirla de nuevo”. Escribe sobre el pasado con objeto de “curar” en el presente lo que él mismo denomina su “enfermedad”(…) Agustín, el sujeto de las Confesiones se vincula a Agustín, el autor de las Confesiones, en un esfuerzo de representación que se propone, mediante el recuerdo de aquél, la transformación de éste”. (Jay, 93: 29)




n    Ángel Loureiro:
Aunque Loureiro en sus estudios sobre la escritura autobiográfica parece dudar, en principio de la capacidad del lenguaje para ser representación o construcción del individuo, en el artículo de 1993 (“Direcciones de la autobiografía”), presenta una puerta abierta a cierto poder del lenguaje en relación al conocimiento del sujeto. Es el camino de la alteridad. Veamos las palabras de Loureiro:
“El estudio de la alteridad podría resultar fructífero si lo abordamos en el contexto de las concepciones del poder y del sujeto de Focault. Tal vez podrían soslayarse muchas de las dificultades apuntadas si no partimos de que en la autobiografía nos hallamos ante un ser autónomo, íntegro, propio, autodeterminado o autoconsciente sino que, al contrario, vemos al sujeto en el sentido de Foucault: “sujeto a alguien por medio del control y de la dependencia; y sujeto a su propia identidad por una conciencia o autoconocimiento”(…) La confesión sería una de las formas privilegiadas de creación de la individualiad, de creación de un discurso verdadero acerca de uno mismo, de la constitución del sujeto como autoconciencia, en una situación en que se da una relación de poder esencial para esa constitución subjetiva: “la confesión es un ritual de discurso en el cual el sujeto que habla coincide con el sujeto del enunciado (…) La escritura autobiográfica podría considerarse una forma más de lo que Foucault llama las tecnologías del yo, las cuales “permiten a los individuos efectuar por sus propios medios o con la ayuda de otros operaciones sobre sus propios cuerpos o almas, pensamientos, conducta y forma de ser, con el fin de autotransformarse para alcanzar cierto grado de felicidad, pureza, sabiduría, perfección o inmortalidad”. (Loureiro, 1993: 43-44)

AUTOBIOGRAFIA

AUTOBIOGRAFIA

BEATRIZ MORALES IZQUIERDO
Nací el 27 de febrero de 1991.
Originaria del municipio de Texcaltitlán, vivo en la comunidad de Acatitlán, ahí es en donde sigo viviendo, mi vida desde que nací ha estado llena de satisfacciones.
En mi infancia aprendí grandes cosas, yo no asistí al preescolar, inicie mi educación desde la primaria en el año de 1996, recordar el primer día de clases en el que yo estaba muy nerviosa porque no sabia quien seria mi maestra (o), no sabia si mis compañeros serian respetuosos.
Mi escuela la cual lleva por nombre “Moctezuma I”, en esta me enseñe a leer, escribir, ocurrieron grandes aventuras como el conocer amigos y conocer amis maestros los cuales se encargaron de brindarme una buena educación. Durante esta etapa de mi niñez aprendí lo importante que era seguir con mis estudios, siendo que mi profesor de sexto grado me exigía, me daba consejos y fue gracias al apoyo de mis padres y maestros que concluí mi educación primaria en el año 2002.
El siguiente paso fue el asistir a la secundaria la cual estaba ubicada a 40 minutos de mi casa, para poder llegar a ella tenia que caminar esos minutos, lo cual en un inicio fue difícil, pero fue gracias a mis ganas de superación que yo seguí asistiendo.
En esta conocí otra forma de trabajo, siendo que en la primaria solo tenía un maestro y en la secundaria tenia un maestro por asignatura y en un inicio fue difícil el adaptarme a la forma de trabajo de cada uno de ellos. En primer año surgieron problemas tanto de calificaciones, esto porque no lograba adaptarme, gracias al apoyo de mis maestros y compañeros la mala racha paso y concluí mi primer ciclo con calificaciones regulares.
En segundo grado, como ya conocía la forma de trabajo de algunos profesores no me costo adaptarme y mejore mis calificaciones. Se dieron cambios importantes en mi vida, deje atrás la niñez para pasar a la adolescencia, observaba cambios en mi cuerpo, mi forma de pensar también cambio, ya comenzaba a sentir atracción por algunos jóvenes de mi edad, pero esto no influyo en mi aprendizaje, culmine este año con grandes alegrías.
En tercero conseguía buenas calificaciones, ya tenia que buscar algún plantel, para estudiar mi nivel medio superior, mi opción fue el C.B.T “Lic. Adolfo López Mateos”, presente examen de admisión y logre entrar. La carrera que escogí fue “Lic. En Informática”. En esta licenciatura aprendí a manejar las computadoras, esto lo conseguí gracias a los maestros, los cuales eran excelentes, la mayoría tenia grandes conocimientos.
Al inicio de mi bachillerato en el 2005, me costo un poco adaptarme a las formas de trabajo, porque en este nivel los maestros nos exigían que fuéramos autónomos y ya no nos regañaban, nos exigían aun mas y la forma de evaluar era diferente siendo que era semestral y al terminar el semestre presentábamos los exámenes que llamábamos Exafín, el cual contenía los temas vistos desde la primera evaluación y era mas complicado recordar los contenidos abordados desde el primer tema.
Me adapte poco a poco y durante este periodo de mis estudios la carrera que escogí me exigía un servicio social, el cual lleve a cabo en la presidencia de mi municipio, en el área de registro civil. En este aprendí a elaborar actas de defunción, nacimiento y matrimonio, este servicio me ayudo porque aprendí algo diferente y me sirvió de mucho siendo que ya no me costaba tanto relacionarme con gente adulta.
Mi bachillerato lo termine en el año 2007, fue aquí donde comenzó a escribirse otra etapa de mi vida, la cual estuvo llena de fracasos, iniciando con que presente examen en La Escuela Normal de Sultepec y no pase el examen, durante ese mismo año ingrese a la Universidad de Almoloya en la que la carrera que escogí fue “Administración”, no continúe estudiando porque no me agradaba la carrera, deje de estudiar varios meses
Posteriormente me inscribí en el EDAYO, en los cursos de servicios de belleza y secretariado. Era muy divertido asistir, pero no termine porque me entere que llegaba al municipio de Almoloya de Alquisiras el Colegio de Estudios y Posgrados de la ciudad  de Toluca y me interese por ingresar, pero después me entere que no era valida la escuela y me desanime, durante el periodo 2008 – 2009 no estudie nada y por ultimo termine en mi casa sin estudiar.
Al inicio del 2009 me entere del CONAFE y me interese por entrar y fue una experiencia diferente porque me aleje de mi familia, porque dentro de esta institución se pedía que los que trabajáramos no s quedásemos en las comunidades a las que nos mandaban y la comunidad a la que me mandaron pertenece al Municipio de Sultepec, trabaje durante el ciclo escolar 2009 – 2010 y fue en abril de 2010 que presente nuevamente mi examen en la Normal de Sultepec e ingrese en septiembre del mismo año iniciando así la etapa por la cual estoy atravesando y es muy satisfactorio el estar entro de esta institución y un gran orgullo ser Normalista….